Outsourcing, en román paladino dicho externalización, es la estrategia mediante la que una organización se desprende de procesos no críticos de su negocio para abaratar costes y mejorar calidad, aprovechando la economía de escala y la experiencia del socio externo, respectivamente.
La diferencia entre subcontratación y externalización es que en el primer caso, el que contrata especifica el resultado que espera y el proceso para llegar a él: Me vas a fabricar estas piezas con estas dimensiones y colores, y para lograrlo cortarás así el metal y utilizarás esta pintura que se seca a esta temperatura en este tren de secado que yo te indico.
La externalización por su parte se limita a especificar únicamente el resultado, y el externo es el que decide cómo lograrlo. De hecho, esta es la ventaja de externalizar: Sé que necesito estas piezas a este precio, pero ni sé fabricarlas ni tengo interés en saberlo. Lo que si sé es que la empresa que me las suple es experta en el campo porque fabrica para muchos más, y tiene el utillaje necesario para cumplir el objetivo, un utillaje que yo no puedo permitirme, pero que ella amortiza no sólo con mis pedidos sino con la fabricación para muchos otros.
Gracias a la externalización, debería conseguir mayor calidad y mejor precio.
Vamos a poner en práctica nuestros primeros conocimientos en outsourcing.
Supongamos que somos expertos en fabricar el elixir de la eterna juventud.
- Pregunta 1. ¿Sería apropiado externalizar el laboratorio que mejora la fórmula?
- Pregunta 2. ¿Sería razonable externaliar el servicio de limpieza?
- Pregunta 3. ¿Tendría sentido externalizar la fabricación de los envases?
- Pregunta 4. ¿Y el empaquetado?
(Respuestas al final del Post)
Existe otra razón por la que estaría interesado en externalizar un proceso, mucho menos idílica que las dos expuestas anteriormente (calidad por experiencia del proveedor; y precio por su economía de escala): Saltarme las reglas.
¿Por qué fabricamos tanto en China? ¿Por su experiencia y calidad? Quizás porque se trabaja por un bol de arroz y se duerme en la fábrica. Lo hacemos por precio, porque en occidente las condiciones laborales impiden las prácticas por las que paradójicamente los consumidores logramos comprar barato a costa de sacrificar nuestros propios puestos de trabajo.
Entremos ahora en la privatización de la prestación de servicios públicos, y más concretamente en la del control de tránsito aéreo.
El Gobierno se ha propuesto privatizar la provisión de servicio de control de aeródromo en buena parte de la geografía española.
Esto no puede significar otra cosa que tener por objetivo mejorar los costes y obtener mayor calidad en el servicio, dos frentes en los que como el suministro de piezas metálicas de nuestro ejemplo anterior, ni sabe resolver ni quiere ocuparse de ello.
Esta externalización presupone además la existencia de otras organizaciones que por su experiencia y economía de escala en este campo, puedan satisfacer sus espectativas.
Me resulta cuanto menos sorprendente que AENA quiera externalizar el control de aeródromo por no saber hacerlo, a menos que haya decidido estratégicamente convertirse en una experta en control de área y así competir en el mercado de los servicios ATS en ruta y aproximación. En efecto, centrando el foco en una de las tres grandes áreas de la Navegación Aérea y prescindiendo de los aeródromos, podría especializarse... para algún día llegar a Francia, UK, Alemania, y ofrecer sus servicios más baratos que DSNA, NATS, ó DFS?
Más obvio parece que el objetivo esté en reducir los costes (a las compañías aéreas a quien se repercuten las tasas, que no los propios). Pero, ¿qué empresa externa con más experiencia que AENA y una mayor economía de escala puede venir a España a dar un mejor servicio por un menor coste (insisto, para las aerolíneas)? No es mala idea recordar que en enero de 2009 (año por cierto de referencia utilizado en el Real Decreto Ley para establecer la nueva jornada básica de 1750 horas, entendiendo que es representativo en cuanto a volumen de tráfico estándar), AENA celebraba ser el mayor operador aeropuertuario del Mundo).
Hasta donde yo sé, y que me corrija quien tenga más información, la única empresa privada que proporciona servicios de control en Europa es Skyguide, tristemente conocida por estrellar dos aviones sobre el lago Constanza en 2002 habiendo dejado un único controlador por la noche al cargo de varios sectores, además de desconectarle las líneas telefónicas y el detector de conflictos por labores de mantenimiento.
En el informe del BFU, se señala que uno de los factores sistémicos que contribuyeron al accidente era una pobre cultura de la seguridad. Forman parte de la seguridad los recursos técnicos y humanos (no me refiero a la calidad de éstos últimos sino a su número). Yo no sacrificaría seguridad por coste.
Por lo que sabemos hasta ahora, INECO va a certificarse como proveedor de servicio AFIS (todavía no lo es), y será probablemente la única organización en condiciones de concursar para quedarse con las torres en las que se suprima el servicio de control de aeródromo.
Considerando que INECO está participada por AENA y que todavía está formando a su personal AFIS con un grado de éxito cuestionable, es evidente que ni es externa, ni tiene experiencia sobrada, ni cuenta con una economía de escala que le permita competir en costes.
A partir de aquí, que cada uno saque sus propias conclusiones.
Respuestas:
1. Ni de coña
2. Lo primero que debe hacerse
3. Desde luego. Somos expertos en fórmulas químicas no en vidrio soplado.
4. Depende. El Elixir debe tener una presentación impoluta, y nunca puede romperse la cadena de suministro. O empaquetamos nosotros o lo externalizamos, en ambos casos el control de calidad debe ser exquisito y la planificación del abastecimiento a los clientes infalible. Es una decisión delicada.
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