Hoy he comunicado a mi actual empresa mi marcha. Durante meses me he preparado, imaginando el momento preciso, buscando una exposición estructurada y clara de mi movimiento, pero sin lograr nunca llegar a cerrar un guión exacto. Al final, lo he expuesto hablando con el corazón.
Dejar un puesto de trabajo en el que uno se siente realizado, y al que se ha llegado gracias a una relación de creciente confianza con la empresa es duro. Hace tiempo imaginaba que la dificultad residiría en la aversión al riesgo que supone abandonar un perfil dificil de conseguir, siendo consciente de que si las cosas se tuercen habría que volver a empezar de cero.
Pero hoy, durante la conversación que he mantenido con parte de la dirección, me he dado cuenta que lo más desagradable que sentía era el temor de generar un sentimiento de decepción en los que habían apostado por mí, y en los ya más amigos que compañeros con los que me entrego diariamente en cuerpo y alma a la causa.
Me consolaba pensando que si mi marcha generaba excesivo disgusto esto sería, de alguna forma, un signo de que "las cosas estaban bien", y que soy depositario de su aprecio.
Me consolaba pensando que si mi marcha generaba excesivo disgusto esto sería, de alguna forma, un signo de que "las cosas estaban bien", y que soy depositario de su aprecio.
Todo ha sido sin embargo mucho más amable de lo que imaginaba. Ante la sorpresa e incredulidades iniciales, la explicación de mis motivaciones y la expresión de mi sincero pesar por dejar el equipo han generado mensajes de ánimo y reconocimiento. Nos hemos despedido... con un abrazo.
Nunca imaginé que cruzaría con tanta suavidad y afecto el punto de no retorno. Guardaré para siempre un inolvidable recuerdo de las personas que me enseñaron los caminos del desarrollo profesional.
Lo hecho, hecho está.
2 comentarios:
Estamos contigo.
DESDE LO MAS BASICO DE MI SER...
MECAWENLAPUTA! QUE GRANDE ERES CANIJO!!!
ENHORABUENA!!!
Publicar un comentario