miércoles, junio 30, 2010

¿El fin de la vocación de piloto?

Recuerdo que en la adolescencia, durante una clase de Historia, un profesor elucubraba sobre la futura evolución de nuestra sociedad. Dijo algo así como que el que quisiera saber qué ocurriría en Europa en los siguientes 20 años, sólo tenía que otear el horizonte hacia el oeste y observar cuidadosamente lo que ocurría en aquel momento en EE.UU.

No sé por qué, me hizo gracia y retuve aquella idea. Con el tiempo he podido comprobar cómo el paso de los años ha avalado aquella afirmación, de la que he podido extraer otra enseñanza tan sencilla como válida: Cuando uno quiere saber qué va a ser de su futuro, es un buen ejercicio buscar si alguien ya lo ha vivido antes.

No es la primera vez que hago conjeturas en este blog comparando la evolución histórica de la profesión de piloto con las transformaciones a las que se enfrenta hoy la del controlador de tránsito aéreo. Pero motivado por una conversación mantenida con varios compañeros esta misma semana, creo oportuno incidir de nuevo en este tema.

Uno de los temas recurrentes que tratamos consiste en apostar cuánta gente estará dispuesta a pagar por la formación. Algunos piensan que pocos. Otros piensan que no serán muchos, no: serán muchísimos. Yo creo en esta última posibilidad.

Aquellos que son escépticos en cuanto al atractivo de un curso privado de control, argumentan que no estando claras cuáles serán las condiciones de trabajo futuras serán muy pocos los que decidan lastrarse con la deuda que supone costearse la formación de torrero de 22 semanas. El desglose del sobrecoste que supondría realizar el curso sería:

  • 50.000€ el curso,  
  • 6 meses de alquiler a razón de entre 300€ y 500€ al mes, un desembolso total de entre 1.800€ y 3.000€
  • y finalmente, el sueldo que no se percibe durante la formación por el hecho de abandonar un trabajo, que podemos valorar entre 9.000€ y 15.000€ para gente que esté cobrando un sueldo en el rango 1500€ - 2500€ netos al mes.  
En total, podemos valorar el montante total entre 53.300€ y 68.000€. Mucha pasta, sobre todo ignorando cuál será el sueldo percibido en caso de optar a un puesto de trabajo, algo que tampoco está garantizado. Si el sueldo de un controlador de torre es de unos 3.500€ netos/mes en buena parte de las torres de España y trabajando en AENA, me pregunto qué se cobrará en una dependencia privada cuando se licite el servicio a una empresa desvinculada de Fomento, (o no tan desvinculada).

Aun así, como indicaba anteriormente, yo creo que se va a producir una avalancha de solicitudes para realizar los cursos. Las cifras anteriormente expuestas corresponden a los costes que debería asumir un alumno con el perfil actual: Universitario con experiencia laboral en la profesión que le da de comer antes de acceder a la formación.

No obstante, el Real Decreto 1516/2009 de 2 de Octubre, por el que se regula la Licencia Europa de Controlador Aéreo, expone en su capítulo II artículo 5, apartado a), que para obtener la licencia de alumno controlador se deberán tener 18 años cumplidos y estar en posesión de un título de bachillerato o de un título  que permita el acceso a la universidad o equivalente.

Dicho esto, los costes reales del curso de controlador de aeródromo pueden reducirse al estricto abono del pago a la escuela, pues se abren las puertas a un perfil totalmente diferente: Quien ahora accederá mayoritariamente al curso será un jóven, que ni ha trabajado ni vive emancipado, ni por supuesto asume el coste de la formación por sí mismo. El perfil que ahora hay que tener en cuenta es el del que decide asumir el coste: sus padres.
Cuando una familia paga estudios a sus hijos no lo hace con la intención de recuperar el capital acompañado de intereses, se trata más bien de un mecenazgo, de una inversión con un retorno intangible para el que pone los medios, y cuyo beneficio material, si se produce, se lo lleva una persona apreciada.

En esas condiciones, ¿dónde está el límite para invertir? ¿Qué trascendencia tiene que el esfuerzo económico no produzca un beneficio?

Pese a que en 2001 se inició una crisis en la profesión de piloto que ha recortado derechos y salarios, habiendo gente que paga por volar, o que si vuela en España transportando pasajeros no llega a los 2.000€ al mes, las escuelas no han visto reducir sus clientes hasta hace bien poco.

¿Cuál es el estado actual de la formación de pilotos? ¿Cuánta gente sigue desembolsando cantidades enormes de dinero para acceder a una profesión mal remunerada?
Si consideramos el aeródromo de Cuatro Vientos como el centro neurálgico de la formación de pilotos en España, siendo la mayor parte de sus operaciones vuelos de escuela, la evolución de éstas en los últimos años puede ser un buen indicador.

Utilizando la web de AENA como fuente de datos y representando los movimientos del primer semestre de los años 1999 a 2010 (sólo podemos comparar este periodo por ser hoy 30 de junio de 2010), obtenemos el siguiente histograma:

La lectura es muy sencilla: Pese a las precarias condiciones de trabajo, no han faltado alumnos pilotos, y sólo 10 años después del inicio de la crisis se verifica una tendencia bajista.

En lo que a control respecta, la liberalización de la formación impedirá acceder a la profesión a aquellas personas que no cuenten con un respaldo económico acorde. ¿Alguien concibe que todos los colegios o todas las universidades fueran privadas y de pago millonario? Pues en España ya ocurre esto en control, ya no existe formación de controlador gratuita accesible a cualquiera que supere el proceso de selección.

Esto impedirá que el prestador de servicios de navegación aérea pueda escoger libremente a los mejor posicionados en los resultados de un proceso de selección al que acude un amplio espectro de candidatos, pues ahora el abanico de futuros empleados estará restringido a los que hayan superado la criba impuesta por un filtro social de carácter económico.

Se formarán tantas personas como puedan pagárselo, independientemente de la capacidad de contratación de los proveedores de navegación aérea existentes, generándose de esta forma grandes cantidades de titulados sin trabajo. Esto, unido a la necesaria atomización que la liberalización de la prestación de servicios de navegación conlleva, y a la ausencia de un convenio colectivo sectorial que regule las relaciones laborales de cualquier controlador con cualquier prestador de servicios, y no sólo entre AENA y sus trabajadores, desembocará en la precarización del trabajo.

Y aún cuando las condiciones de trabajo sean lamentables, seguirán formándose controladores en las escuelas privadas, porque seguirá existiendo quien invierta a fondo perdido en la formación de sus hijos, como yo mismo haría, y como demuestra la inercia que atestigua la gráfica anterior.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué triste pero qué cierto...

carlos dijo...

La homogeneización social, la igualdad de oportunidades, la bajada del listón formativo, y el deterioro profesional en la aviación es algo que lleva mucho tiempo definiéndose. Pero yo tuve la suerte de entrar en la ENA, recibir una formación estupenda y hacerme un buen profesional.
Ahora llueve sobre mojado, y a los controladores tradicionales os van a dejar como "a extinguir". Los dinosaurios de pilotos desaparecieron antes del calentamiento global. Ahora sobrevivimos, igual que las cucarachas, a base de reproducción masiva... ;-)